Recorro
ese trayecto hacia los verbos
que
levitando, en azar se engarzan
y
entre sus hilos mis alas catalizan
y
enlazan y tejen la escritura.
Camino
hacia el recinto en que hechos aire
desnacen
de su esencia mientras yo
apenas
soy presencia y desconozco
los
signos convenidos y los símbolos.
O
me deslizo a lo profundo buceando
en
busca de la espuma, el burbujeo,
en
busca del bullicio donde hierven.
Y
observo, con los párpados cerrados,
como
pulsan mis células de nieve,
como
cabalgan curiosas las palabras
a
lomos de pegasos que se besan.
Y
me desplazo sin brújula y a tientas
con
los brazos tendidos como el ciego
que
palpa hasta topar con lo seguro
y
se abandona y se disuelve y se cobija
y
se mece con la música
del
esférico vientre de su madre.